domingo, 5 de abril de 2009

El egoísmo que se disfrazaba de generosidad

Hace años, conocí a la generosidad en persona. Disfrutaba haciéndole regalos a todos, costasen lo que costasen: llaveros, monederos, camisetas, zapatos, vestidos, maletas, abrigos, cámaras de foto, comidas, cenas, entradas para espectáculos, viajes sorpresa… Era feliz haciendo de cada ocasión una fiesta original: se rodeaba de duendes, de ibicencas, de hippies, de andaluzas… Claro está, que la buena marcha de su negocio (impulsada por sus implicadísimas empleadas) se lo permitía. Parecía increíble el incontrolado tren de vida que llevaba y, más increíble aún que, siendo ella la maquinista, invitara tan a menudo a subir a sus empleadas.
Pero la situación cambió, con tan mala suerte que todavía no le había dado tiempo a hacer un curso sobre “Cómo prever o adaptarse a las diferentes situaciones”. De un día para otro, ya no sólo no las invitaba a subir, sino que a algunas de ellas las iba dejando tiradas en la vía, con el inevitable riesgo de que otro tren de otro tipo de vida pasase sobre ellas.
Ahora ya no es maquinista (muy posiblemente porque le quede algo de conciencia) pero, desde el banco del andén donde llevo tantos años sentada observando, puedo darme cuenta de que sigue ahí, justo detrás de la puerta de la cabina, mientras sus incondicionales ex acompañantes sufren los retrasos inmerecidos a consecuencia de que ella continúe de polizón.
Desde mi banco, echando la vista atrás, me he dado cuenta de que ella no se sentía feliz al regalar porque así veía felices a los demás, sino porque se sentía bien ella misma, esperando que los demás se lo agradeciesen con hechos después.
Y ahora es cuando he comprendido que, hace años, conocí al egoísmo que se disfrazaba de generosidad.

10 comentarios:

Ana dijo...

Muy bueno tu relato. Encierra una gran verdad. Hay que dar sin esperar nada a cambio. Solo así es como se obtiene el verdadero beneficio que es estar bien con uno mismo aunque no te devuelvan nada.
Muchos besos.

Calvarian dijo...

No quiero ser presuntuoso, pero a mi nunca me olió bien el tema. Será por mi mente retorcida y malpensada. Compraba compañía Blue, y estoy de acuerdo ella se sentía Diva, divina. Era una manera de sentirse superior a sus "amigas" "empleadas" "acompañantes". En fin, se disfrutó en su día y nos defecamos en su P. madre ahora.
Besix a la Paqui y a su niña

BlueMoon dijo...

Gracias, Ana.
Tienes razón, sólo dando sin esperar nada a cambio te puedes sentir bien contigo mismo.
Besotes.

BlueMoon dijo...

Pues sí, Calvarian, ahora hacemos lo que dices y "que le quiten lo bailao" a las ex acompañantes.
Veremos a ver si no me riñe la ex acompañante más cercana que tengo cuando lea lo que he publicado, jejeje.
Otro beso para ti.

Jesús dijo...

Todos somos egoistas, todos nos ponemos diferentes disfraces: El lobo de cordero, el maquinista de pasajero...

Pero,
lo peor de todo es
cuando uno no llega a darse cuenta
del disfraz que lleva puesto.

Besos

josef dijo...

Si dasa y esperas algo a cambio tal vez nunca llegue. debes de aprender a dar cuando realmente creas o sientas en tu interior que es necesario. Debes de aprender a sentir, no a ser una eterna negación desaforada y perdida en sl cósmos de nuestra conciencia. Un abrazo!

::Va-nessa:: dijo...

:O
guau! es como si lo hubieras escrito para mi, estoy flipando ahora mismo. He vivido lo mismo... y no hace mucho... *-*
Un beso guaapa!

BlueMoon dijo...

Hola Jesús:
No te voy a negar que haya habido momentos en los que yo haya sido egoísta (como bien dices, todos los somos), pero nunca hasta tal punto de hacer daño a nadie, como es el caso que describo.
Besos.

Hola Josef:
Eso digo yo siempre, que mejor no esperar nada y así, si luego recibes algo, te llevas la sorpresa.
Un abrazo.

Hola Gotas de lluvia!
Jejeje, es curioso como a veces te encuentras cosas en la blogsfera que parece que lo has escrito tú misma, eh? A mi también me ha pasado alguna vez. Siento que hayas tenido que vivir lo mismo, es penoso.
Un besote.

YAIZA dijo...

Buenísima reflexión, y que real.
Casi siempre cuando somos generosos esperamos que nos lo devuelvan el favor de alguna manera.
Eso es egoísta de nuestra parte, pero no es mas egoísta el que recibe, y jamás ofrece?....
Buena entrada para reflexionar, yo seguiré reflexionando tambien con lo que he escrito.
Un abrazo.

Yaiza.

BlueMoon dijo...

Hola Yaiza!
Después de tu comentario, tengo que seguir reflexionando yo también...
Un abrazo.