lunes, 14 de febrero de 2011

8


8… son los meses que hace que fui a verte, a darte ánimos aún no teniendo la certeza de que me estuvieras escuchando. Te dije que esperaba que te recuperases para verte bien la próxima vez que volviese… pero no me ha dado tiempo.

8… con esa forma era el nudo de mi garganta cuando mis pasos me llevaban por aquel pasillo hasta donde tú estabas, acompañada únicamente de la incertidumbre de cómo iba a encontrarte. Se me hizo difícil, pues nunca me gustaron los hospitales y cada vez menos. Pero salí contenta porque había estado contigo y con la ilusión de haber podido contribuir con mi granito de arena a que volvieras a estar como antes.

8… de este mes de febrero es cuando te has ido sin decirme adiós, cuando yo menos lo esperaba, cuando pensaba que mi granito de arena se había unido a otros muchos y habíamos conseguido que salieras adelante. Pero ahora sé que echabas en falta otros granitos de arena que para ti eran importantes y, quizá, eso te impulsó a marcharte.

8… como el símbolo vertical del infinito, donde ahora estarás con tu madre y, posiblemente, también te encontrarás a mi padre. Cuéntales de mi parte, que la distancia no es el olvido y que el tiempo no cura heridas sino que sólo las anestesia (o quizá ni eso).

8… otra vez ese nudo en mi garganta mientras te recuerdo, mientras escribo todo esto para que no se me quede dentro, mientras me acuerdo de aquella bufanda suave y calentita que he hiciste con tus manos… esa que me hará sentir cada invierno tu caluroso abrazo.


HASTA SIEMPRE, TITA ISABEL.
.