viernes, 30 de enero de 2009

¡Lluvia!

La Nucía, 25 de enero de 2009.

Nunca me ha gustado la lluvia; no es que la odie, porque sé que es necesaria, pero siempre he dicho que debería llover por la noche, cuando todos estamos durmiendo y no molesta… hasta hoy.

Llevaba aproximadamente 30 horas pendiente de la televisión, haciendo llamadas para ver si mis conocidos estaban bien, llamando a mi madre a Málaga para irle informando de la situación, mirando al cielo completamente descubierto de nubes pero cubierto de humo. Ayer a mediodía pasé por el bungalow de mis padres a recoger a mi padre y a Lunita para que se viniesen a casa a comer, pues la policía había estado por allí aconsejando que se fueran debido al humo tóxico que venía de la zona del Copet. Yo misma respiré por unos minutos aquel viento enfurecido tan cargado que me obligaba a no dejar de toser. Miré al cielo mientras entraba en mi coche y observé como un humo gris-anaranjado cubría el sol hasta no dejar ver ni uno de sus rayos; sentí mucho miedo. Salimos justo en el momento en el que estaban cerrando la entrada a la urbanización.

En casa se había ido la luz desde por la mañana; estuvimos toda la tarde expectantes, mirando continuamente por la ventana para ver si ya no había columnas de humo o había parado el terrible viento. Cuando vimos que los golpes de humo eran cada vez más distantes, decidimos volver al bungalow para ver si ya dejaban pasar. Ya no estaban ni la policía ni las ambulancias y pudimos entrar sin problemas. El aire seguía cargado, pero no tanto como por la mañana, aunque seguía teniendo la misma fuerza. Estuvimos viendo la televisión y luego me fui a Benidorm un rato. La carretera ya no estaba cortada, pero los desvíos a las urbanizaciones sí. Por el camino, impresionaba ver los carteles retorcidos, los árboles arrancados de cuajo y el camión de bomberos atacando con la manguera desde la carretera hacia el barranco cercano a la casa que, mucho tiempo atrás, había sido de peones camineros y ahora la han dejado como adorno en la rotonda.

Al volver a La Nucía, una vez había anochecido, el corazón se me encogió al ver aquella imagen: La montaña que tantas veces había contemplado, aquella de la que hice un dibujo con toda mi ilusión para el concurso que pretendía ganar y así lo estampasen en las camisetas de mi colegio (que se llamaba como ella) estaba partida en dos por una impresionante línea vertical de fuego. A sus pies, más llamas formaban una línea discontinua horizontal. Volví a sentir miedo y pensé en quedarme a dormir en el bungalow para que, en el caso de que hubiera noticias, tenerlas de primera mano. Me dormí con la incertidumbre de si vendrían a despertarnos a media noche para que saliésemos corriendo.

Abrí los ojos a las 9:00 y lo primero que escucharon mis oídos fue el sonido de los helicópteros y los hidroaviones. Sentí alivio, al menos el fuerte viento había amainado y hoy sí podían atacar desde el cielo, que seguía despejado de nubes. Subí a casa. El pueblo estaba lleno de vehículos especiales y personas (profesionales y voluntarios) que, por sus caras, habían estado trabajando toda la noche, aunque no habían perdido el buen humor (seguramente porque se sentían satisfechos por el trabajo que estaban realizando). Sentí ganas de darle las gracias a todos y cada uno de ellos. En casa ya teníamos luz, así que había que ponerse a limpiar, cocinar y, más tarde, comer. Tras nuestra merecida siesta, he levantado la persiana y he observado sorprendida el paisaje: Como si de un milagro de la naturaleza se tratara, el cielo, que hacía un ratito estaba despejado, ahora está totalmente cubierto de una densa y enorme nube que llora desconsoladamente las lágrimas que yo tenía contenidas desde hacía tantas horas. ¡¡¡Biennnnn!!! Siento más alivio aún. Me he alegrado por todos aquellos que están repartidos por la montaña trabajando sin descanso, los imagino sonriendo como lo estoy haciendo yo. Por una vez en mi vida, soy feliz porque está lloviendo.

jueves, 15 de enero de 2009

Eres mío

Abrazas mi espalda, mi cabeza, mis piernas… me dejo llevar.
Te tengo en mis manos… me siento libre.
Me encantan tus iris azules, me dan energía… me acelero.
Juntos desde hace más de 7 años y siempre que te necesito, estás ahí.
Si estoy triste o enfurecida, pasear contigo me alivia.
Te confío mis secretos, pues sé que nunca los contarás a nadie.
Siempre que te he pedido calor, me lo has dado.
Si necesitaba refrescarme, encontrabas el modo.
Quizá a veces he sido un poco brusca contigo… perdóname, ya sabes que soy temperamental.
Seguramente no te mimo lo suficiente…lo siento, soy un poco descuidada.
No te voy a negar que he pensado en otros más guapos, más jóvenes… pero sólo tú me haces feliz.
Hemos viajado varias veces a mi tierra, mi familia te conoce bien.
Eres mío, sólo mío... aunque no eres el primero, para mí es como si lo fueras.
Quisiera que nunca cambiases, que siguieras como hasta ahora y así estar juntos muchos años más.
Te quiero y no imagino mi vida sin ti… no quiero pensar lo inevitable, pero es ley de vida: finalmente, algún día ya no serás el mismo y me veré obligada a abandonarte… en un desguace.


Estos son sus iris azules, están un poco borrosos... ¿será la emoción de ver la dedicatoria?

viernes, 9 de enero de 2009

¡A sus órdenes, mi capitán!

Se presentan ante usted
las soldados FHC52 y EJH80
dispuestas a luchar,
para que lo tenga en cuenta.

Cierto es que la batalla F
aún no ha sido ganada,
pero la batalla S
tenemos que superarla.

Como buen capitán,
en su valentía confiamos,
que, unida a nuestro apoyo,
derrotará a los adversarios.

Permítame informarle
que, si rendirse decidiera,
estas soldados marcharían
a seguir su propia guerra.

Esperamos que no ocurra,
pues estamos decididas
a combatir hasta conquistar
esta guerra que es la Vida.
Ha pasado el tiempo y la batalla F ya ha sido ganada...
¡Ánimo, sólo nos queda una!

domingo, 4 de enero de 2009

Queridos Reyes Magos



Queridos Reyes Magos:

Ante todo, disculpadme por haber dicho durante tanto tiempo que prefería a Papá Noel porque venía antes… Me he dado cuenta de que, en realidad, no viene antes, es que no viene. Imagino que a estas alturas de la vida me conoceréis y sabréis que no soy materialista; quizá ese sea el problema de que Papá Noel no puede conseguirme lo que le llevo pidiendo desde hace aproximadamente 20 años. Siempre he pensado que las Navidades son para que las familias pasen más tiempo unidas, pasándoselo bien, con la excusa de comer o cenar juntos. Viendo, desde pequeña, que estos requisitos no se cumplían, decidí pedírselo año tras año a Papá Noel después de haberme portado lo mejor que podía durante los 12 meses anteriores. Confiando en que lo conseguiría y, puesto que vosotros venís después de esas fechas, nunca os lo he pedido. Pues bien, se me ha acabado la paciencia; una vez más, Papá Noel no ha aparecido por aquí este año y me he portado mejor que nunca:

- En mi trabajo me hicieron indefinida, será porque me he portado bien ¿no? Además, este no lo voy a dejar como los demás, pues estoy a gusto.
- Me he independizado, como debe hacerse a ciertas edades.
- Me porto bien en casa, tanto económicamente como colaborando en las tareas.
- He sido generosa, dando mi brazo a torcer en cierto asunto que conoceréis, esperando que todo salga bien definitivamente.
- Intento ser amable con la gente, incluso cuando no se lo merecen.
- He amadrinado a una niña (ya sé, hace tiempo que dije que quería hacerlo, pero ha sido este año cuando al fin he podido).
- Y algunas pequeñas cosas que ahora mismo no vienen a mi mente pero que, si tenéis buena memoria, os acordaréis vosotros.

En fin… qué os voy a contar que no sepáis ya. La cuestión es que somos pocos, pero nunca hemos podido cumplir “esos requisitos” todos a la vez, cada uno por sus motivos. Para que me entendáis: si ordenamos a “esos pocos” por fecha de nacimiento, al principio los requisitos no se cumplieron por la persona 3. Una vez solucionado el tema, que costó bastante tiempo, a la persona 1 no le era posible. Total, que al final ha pasado esta Navidad y nada. Ahora parece que dicha persona sí tiene la posibilidad, por lo que se me ha ocurrido celebrar vuestro día en nuestra casa, pero la persona 4 no está por la labor. Menos mal que las personas 2, 5, 6 y 7 no hemos tenido inconveniente en ningún momento y esto lo hace un poco más fácil (al final voy a pensar que es cuestión de edad, cuando uno se va haciendo mayor… ya se sabe).

Por todo esto, queridos Reyes Magos, aprovechando que las letras por Internet llegan pronto y, puesto que sois 3 y tendréis más “magia”, os pido que hagáis realidad el regalo que pacientemente he estado esperando. Os prometo que, si es así, volveré a creer en vosotros.

Sinceramente…

Yo.