domingo, 2 de agosto de 2009

Un ángel llamado Leandro

El mes de agosto no empezó bien para Paqui. Como cada día, se dirigió al Super para hacer la compra. Una vez en el parking, metió las bolsas y su bolso granate con letras color crema en la parte trasera. Mientras tanto, un coche largo gris se le acercó y abrió la ventanilla. El conductor, un señor de entre 60 y 65 años con pelo corto algo canoso y tez blanquecina, le preguntó con acento extranjero por una “clínica para la pierna”. Paqui empujó la puerta de su coche, se acercó unos pasos y, dando a conocer su amabilidad, le explicó que justo la había dejado atrás en el camino. Aquel señor, parecía no haberse enterado muy bien y volvió a preguntar si la clínica era “para la pierna”; Paqui asintió nuevamente. El vehículo se alejó y Paqui entró en su coche para dirigirse a su trabajo. Cuando llegó, cogió las bolsas y… “¿El bolso? ¿Dónde está mi bolso?”. Entonces fue cuando se dio cuenta de que a aquel señor aparentemente inocente le había enviado el diablo, junto a otro@ “compañer@” amig@ de lo ajeno que, aprovechando el interés con el que Paqui le indicaba al conductor, abrió la puerta del lado contrario del coche y se llevó su bolso. Nerviosa, entró y le explicó a su jefa qué había pasado. Rápidamente, llamaron para bloquear la tarjeta bancaria y, seguidamente llamó a su hija.

Yo estaba terminando mi último ejercicio en el gimnasio cuando oí ligeramente el sonido de mi móvil entre la música a todo volumen del local. Lo cogí y lo miré: “Me llama desde el trabajo, ¡otra vez se ha vuelto a dejar el móvil en casa!”. Colgué, puesto que ella sabe que, cuando me llama desde allí, entiendo que se le ha olvidado el móvil y no es necesario que le descuelgue, y seguí con mi ejercicio. “Cuando salga del gimnasio, la llamaré”. Pero el móvil volvió a sonar… me pareció extraño y contesté, a pesar de que no dejan hablar por teléfono en la sala, porque intuí que algo pasaba.

- ¿Qué pasa? ¡Estoy en el gimnasio!
- Me han robado el bolso en el Super… lo dejé en el coche, un señor me preguntó por una clínica y cuando he llegado al trabajo ya no estaba.
- ¡¡¡Pero cómo se te ocurre dejar el bolso en el coche sin cerrar!!! ¡Desde luego…!
- Ya lo sé, ya lo sé… no me digas nada qué… -y se echó a llorar-.
- Vale, vale… no pasa nada, tranquila, no llores… -el corazón se me encogió e intenté rectificar la respuesta que le había dado la parte temperamental de mi personalidad-.
- ¿Puedes venir?
- Sí, sí… voy para allá.
- La tarjeta del banco está bloqueada, pero la otra y el móvil no.
- Vale, no te preocupes.

Le conté a JC, que también estaba allí, lo que había pasado. Me puse nerviosa y empezó un centrifugado de ideas de los míos. Mientras bajaba al vestuario, llamé al número de atención al cliente de la telefonía móvil y bloqueé la línea; el teléfono no me fue posible porque necesitaba el IMEI que estaba pegado a la caja, en casa. Me acordé entonces de que yo también tenía una tarjeta como la suya y miré detrás; ahí estaba el número para llamar en caso de robo y, mientras metía todo en la mochila, llamé para bloquear la otra Visa. Salí corriendo escaleras arriba y, al pasar por la salida, empezó a pitar. “¡La toalla!”, había olvidado dejarla en el vestuario porque no la había utilizado (por suerte no hacía calor en la sala y a penas había sudado… la ducha tendría que esperar un poquito). Le di la mochila a JC para que fuera metiéndola en el coche y bajé a dejar la toalla. Volví a subir corriendo, salí del gimnasio y me metí en el coche. Mientras íbamos a recoger a mi madre, aprovechando que conducía JC, la llamé para contarle los bloqueos que había realizado y que íbamos ya para allá.
Cuando llegamos, salió con llaves en la mano (lo único que le había quedado pues tenía la “rara” costumbre de no llevar las llaves en el bolso, lo cual se acababa de convertir en la “buena” costumbre, pues no tendríamos que cambiar los bombines de las cerraduras). Fuimos a la Policía Local del pueblo y nos indicó que tendíamos que ir a la Policía Nacional de Benidorm o a la Guardia Civil de Altea o de Benidorm. Decidimos ir al cuartel de la Guardia Civil de Benidorm, dado que por allí el aparcamiento podría ser más fácil. Pero la verja estaba cerrada y, desde dentro, un amable señor de mediana edad todo vestido de verde nos informó que, al ser sábado, estaba cerrado y que, de todos modos, allí sólo se encargaban de tráfico; debíamos ir a la Policía Nacional.
Por suerte, no había nadie esperando a hacer ninguna denuncia y quien estaba declarando salió pronto. Entramos y estuvimos explicándole a un joven todo vestido de azul oscuro lo que le había pasado y dándole los datos… bueno, más bien confirmándolos, porque Paqui estaba bien fichada ¡y eso que es buena persona! Cuando parecía que ya todo estaba redactado, el programa falló (según el agente) y se borró todo lo que había escrito. Yo dudé si había sido fallo humano pero, en cualquier caso, seguro que más le fastidió a él que todavía estaba sin desayunar, según decía. Volvió a escribirlo y, cuando imprimió la declaración para que la leyésemos, mi móvil sonó. Resoplé pensando que, fuera quien fuera, no era buen momento pero, cuando vi que el número era de un teléfono fijo de Altea, mi corazón se aceleró y mi intuición me hizo pensar “Alguien ha encontrado el bolso”. De los nervios, ni pedí disculpas por la interrupción y descolgué. Al otro lado apareció una voz amable, con acento brasileño que se disculpaba por su mala pronunciación del español. Dijo mi nombre y me preguntó si yo era hija de Francisca Herrera. Le dije que sí y continuó diciendo que se había encontrado un bolso en la urbanización Mascarat de Altea y que, al ver que tenía cosas dentro, pensó que había sido robado. Me contó que, después de buscar su teléfono fijo en la guía, había llamado tres veces a su casa pero no contestaba nadie. Entonces vio la tarjeta que hicimos JC y yo, había llamado a JC pero comunicaba y ahora me estaba llamando a mí. El corazón parecía que se me iba a salir del sitio. Mi madre y el policía se me quedaron mirando y fue cuando puse el altavoz para que escucharan la conversación. Me decía si queríamos quedar allí para darnos el bolso y explicarnos dónde lo había encontrado por si queríamos comprobar si había algo más. Desconfiada, miré al policía mientras le decía que si le era posible dejarlo en algún cuartel para ir nosotros a recogerlo. El policía asintió con la cabeza, dando el visto bueno a mi idea. Aquella persona me dijo que lo llevaría a la policía, pero que tendría que ser por la tarde porque su marido se había llevado el coche para ir a trabajar. Le dije que no había ningún problema y le pregunté si iba a ir a la Local; me contestó que no sabía, que los que tenían los coches verdes. Le pedí entonces que, por favor, me explicase dónde lo había encontrado para ir cuando pudiéramos. Me lo explicó, le agradecí todo dos o tres veces y colgamos. El policía nos aconsejó que no pusiéramos la denuncia todavía, que cuando tuviéramos el bolso, mirásemos lo que faltaba y entonces fuéramos a la Guardia Civil de Altea.
Con intención de hacer las cosas lo mejor posible, nos dirigimos hacia la Guardia Civil de Altea para contarles lo que había pasado y para anticiparles que alguien iría por la tarde a dejar el bolso de Paqui. Se quedaron con su nombre y con los números de móvil de JC y mío. Seguidamente, fuimos a llevarla de nuevo al trabajo y nos fuimos a casa.
La tarde pasó lenta para mí. Eran las 19:00 y no había sonado mi móvil. Llamé a Paqui… pero el teléfono lo cogió Paco: “Ya lo sé”. Me reí y le contesté: “¿Ya sabes que te hemos visto pasear por la playa de Poniente?”. Le habíamos visto en el camino de la Nacional de Benidorm a la Guardia Civil de Altea. Le habíamos ocultado todo, de nada servía llamarlo y alarmarlo a él también. “Sí, eso y todo lo demás”, contestó. Quedamos en que nos prepararíamos ya para salir los cuatro hacia Altea. Y así fue. Llegamos al cuartel y no sabían nada de “aquella mujer brasileña de voz grave” que iba a llevar el bolso. Entonces fue cuando decidimos llamarla para quedar con ella en un sitio público para que nos hiciese la entrega. Llamé al número que tenía registrado en mi móvil y rápidamente salió la misma voz al otro lado. Le dije que era la hija de la señora del bolso y me pidió disculpas por no haberme llamado todavía, pero no podría ir por la tarde al cuartel, seguía sin poder disponer del coche. Le dije entonces que si podíamos quedar en un local cerca de su casa y me dijo que sí, en la entrada del puerto de Campomanes. “Son las 19:53, ¿a qué hora quedamos? Me reconocerás enseguida, soy muy morenito de piel”. Me quedé a cuadros. Había dicho “morenito”, adjetivo masculino. Colgué con los ojos como platos: “Que me ha dicho que es morenito. Y su marido sigue teniendo el coche. Una, respeta mucho estas cosas, pero todavía no está acostumbrada”, reí comentándoles a todos. Nos fuimos, habíamos quedado a las 20:15.
Llegamos al puerto deportivo justos de tiempo. Yo estaba nerviosa, con el mismo miedo de todo el día, pues no me fiaba de que esto saliera bien; me extrañaba que alguien se tomara tantas molestias en localizarnos, querer entregarnos en mano el bolso y enseñarnos el lugar en el que lo encontró. Paqui y Paco fueron los primeros en ver al chico: era joven, delgadito, moreno de piel y muy simpático. Su cara, con sonrisa contínua, me tranquilizó de repente. Me sentí fatal por haber desconfiado de aquella manera, por no haber querido quedar por la mañana… una ya no está acostumbrada a encontrarse por la vida a buenas personas desinteresadas. Montamos todos en el coche y nos indicó hasta el sitio en cuestión. Nos dijo que no es que él fuese “cochino”, pero que había registrado todo intentando encontrar el teléfono de Paqui; había visto documentos, fotos, notas… Los demás soltamos una carcajada producida por la expresión. De vuelta al puerto, Paqui le preguntó cómo se llamaba: “Leandro”, contestó. Paqui le dijo nuestros nombres y, al oír el de Paco, dijo: “Ah! Tú eres el militar!”. Nuevamente una carcajada inundó el coche: había una foto que, cuando él estaba en la mili, le mandó a Paqui con una dedicatoria firmada. Cuando llegamos, le dimos nuestras tarjetas por si alguna vez nos necesitaba; no sabíamos cómo agradecerle tantas molestias. Nos dijo que estábamos en paz y se fue sonriente, feliz, satisfecho… aquel ángel había hecho bien su trabajo.

20 comentarios:

BlueMoon dijo...

Hala! Después de un post cortito, una parrafada, jejeje.
Esto es totalmente real, nos pasó ayer. Os prometo que he intentado redactarlo lo más cortamente posible, pero no quería que os perdiéseis detalles tampoco.
Finalmente, sólo tuvo que denunciar el hurto de efectivo, una cámara digital, un móvil y dos tarjetas. El resto estaba todo; nos conformamos con no tener que pedir duplicado de toda la documentación personal, que es un rollo.
Leandro nos contó que a él también le robaron no hace mucho y no entontró nada, quizá por eso todas sus molestias.
Besotes a tod@s.

Paqui dijo...

¡¡Ay, mi niña!! Tu también eres mi "ÁNGEL".
¿Que sería yo sin ti?
Te quiero.

HADALUNA dijo...

Blue Moon, ya sabía del incidente porque me lo había contado el Maestro y después de leerte vuelvo a sentirme indignada de la poca vergüenza de los amigos de lo ajeno.

Por otro lado decirte que yo cuando vivía en Madrid, también he hecho lo mismo que Leandro un montón de veces.
Siempre pensaba que a mí me gustaría que lo hicieran conmigo si alguna vez me ocurriera, aunque por suerte nunca me robaron nada.

Como verás, es fácil pènsar que los ángeles sin alas existen.
Y llevan las alas escondidas precisamente para que no nos asustemos.

Besitos para ti y para tu mami.

apm dijo...

Blue... lo que le pasó a Paqui, suele pasar, -por desgracia-, con cierta frecuencia. A mi me pasó hace poco en un Centro Comercial, yo estaba comprándole unos zapatos a mi hija y una señora muy amablemente me preguntó sobre el nº de unos zapatos y su precio porque ella no los veía bien, yo le contesté también, amablemente...ella se fué...y mi bolso (que estaba justo a mi lado, en el banco donde estabamos sentadas mientras mi hija María se probaba los zapatos)...también se fue.

Yo, -al contrario que Paqui-, no tengo la buena costumbre de llevar las llaves de casa fuera del bolso....pero de alguna manera también tube un ángel (el mio fue de sexo femenino), se encontró el bolso en los baños del Centro Comercial y lo entregó al vigilante: no me faltaba nada, salvo el dinero y las tarjetas...incluso el movil, estaba allí.

!es un gustazo que haya ángeles! ¿verdad?....a mi, me gustaría haberle podido dar las gracias a esta señora que encontró mi bolso y lo entregó, pero sólo dió su nombre, y telefónica no me quiso dar el teléfono de esta persona, me dijeron que estaba prohibido por la ley de privacidad de datos.

Bueno Blue, menos mal que la cosa al final se enderezó y ahora, tienes un amigo más: morenito, gay y ángel. Soy amiga de un matrimonio gay, y los dos son dos personas absolutamente maravillosas, yo, me siento muy bien con ellos, tremendamente honrada con su amistad !abajo los prejuicios!

Te mando un besote bien gordo y sonoro (para Paqui, y para Leandro, otro besote igual)

BlueMoon dijo...

Hola Paqui!
"A veces ángel, a veces demonio, pero siempre soy yo" (como decía la camiseta que me regalaste hace años). La verdad es que intento ser aprendiz e intento aprender de ti y hacerlo lo mejor posible.
Eso, ¿qué ibas a hacer tú sin mis "prontos"? ¿Quién te iba a reñir como yo?
TE QUIERO.

Hola Presidenta Hadaluna!
Cómo vuelan las noticias! Jejeje.
¿A sí que tú también eres un ángel sin alas? Pues mira... yo, me habré encontrado con un bolso en la calle como mucho un par de veces en mi vida, pero nunca se me ocurrió acercarme; soy un poco miedica y desconfiada con estas cosas y pensaba que podía tener dentro algo peor que documentación de su dueña. Pero, a partir de ayer, he cambiado de opinión, pues le puedes dar una alegría muy grande a otra persona. Yo también quiero ser un ángel sin alas!
Un besazo.

Hola APM!
Es increíble con qué frecuencia pasan estas cosas y con qué facilidad lo hacen. Y luego es dificilísimo pillarles.
Me alegro de que tú también tuvieras suerte y entontrases hasta tu móvil dentro. Lo que está claro es que, cuando te lo roban, el efectivo y las tarjetas ya no lo vas a encontrar, pues para eso lo hacen.
¿Sabes? Yo siempre he querido tener un amigo gay, jejeje. No sé... tienen una forma de ser especial. Pero nunca he tenido esa suerte y creo que esta vez tampoco... algo me dice que no voy a volver a saber de él.
Otro besote sonoro para ti!

Ana dijo...

Para que veas...Siempre hay gente buena...
Muchos besitos wapa.

José Manuel dijo...

Hola Blue, antes de nada, decirte que me alegro que todo se arreglara, al menos en parte.

Mi reflexión es entorno a la supuesta pérdida de valores de nuestra sociedad. Es probable que en general seamos menos educados, se estén perdiendo ciertas costumbres que, pienso, estaban bien, pero no estoy de acuerdo en esa pérdida de valores de la que tanto nos quejamos. Creo que hay gente buena, de corazón grande que están dispuestos siempre a volcarse con los demás. Leandro, en tu caso, es un buen ejemplo.

Ahora a seguir disfrutando del verano...Un abrazo.

≈♦ Mi Sentir ♦≈ dijo...

Que linda entrada, que tengas una linda semana abrasitos y hasta pronto

sara dijo...

A veces en la vida te encuentras con personas buenas que sólo quieren ayudar e intentar que te cambie la cara.

Besoss a las dos

Sara

Lucía dijo...

Ya ves la gente buena abunda, aunque se tenga que buscar casi con lupa.
Un abrazo.

YAIZA dijo...

Aun queda gente buena en el mundo, mas de lo que creemos.
Me alegro que todo se arreglara.

BESOS.

Silencios dijo...

Es una pena pero en esté mundo tenemos de " Tó" ; santos ,buenos , regulares y malos ,.... en fin el cuento de nunca acabar. Lo siento pero me alegro que parte se pudiera solucionar.
Siempre es reconfortante encontrar a gente Noble.

Mis besos Blue Moon

Calvarian dijo...

A pesar del día que pasasteis, el final hasta mereció la pena. Y bueno...lo importante es que quedara en un susto.

Besix

P.d. Gracias por librarme de JC todo el sábado jajajaja Malo soyyyyyyyyyyy

Panchu dijo...

Siento mucho que el mes empesara asi,valla dia no,bien redactado guapa,y que siempre seais asi debil y fuertes para cuidaros. BESOS,BESOS Y ENHORABUENA A LEANDRO

Soñadora dijo...

En verdad que Leandro fue un ángel! Qué bueno que tuvo este final, lamentablemente acá en Lima esos robos son muy comunes y uno ha aprendido a andar desconfiando de todo el que se te acerca.
Besitos a ambas!

HADALUNA dijo...

Pásate por aquí, le echas un vistazo y me cuentas.

http://calvarianclub.blogspot.com/

Besitos de buenas noches.

BlueMoon dijo...

¡¡¡Ay, que se me acumula en trabajo otra vez!!!

¡Hola Ana!
Pues sí, siempre hay gente buena, lo peor de todo es que una no está acostumbrada a eso y desconfía.
Besitos, paisana.

Hola José Manuel:
Gracias, es una suerte que al menos encontrásemos los documentos y conociésemos a un "ángel sin alas".
Estoy de acuerdo contigo, se están perdiendo muchos valores, me doy cuenta a diario... es una pena.
Besos.

Hola Estrellita:
Me alegro de que te haya gustado.
Besitos.

Hola Sara:
Pues sí, a mi me gustaría conocer a todas esas personas, jejeje.
Un besote, guapa.

Hola Lucía:
Sí, están bien escondidas y son bien discretas, pero estoy segura de que son más de las que creemos.
Besos.

Hola Yaiza, el otro ángel, jejeje. Que coincidencia que puse el mismo título que el regalo que te hizo Luís!
Gracias por tus palabras.
Besotes.

Hola Silencios:
Sí, este mundo es bastante variadito, jejeje.
Besotes.

Hola Calvarian!
Sí, mereció la pena. Como se suele decir: "No hay mal que por bien no venga"; nosotros conocimos a Leandro y tú te libraste de JC todo el día! Jajaja. Pero no te creas que me voy a conformar sólo con que me digas "gracias", jejeje.
Un besote.

Hola Panchu!
Me alegra verte por aquí. Sí, vaya día! Un día intenso.
Gracias por lo de "bien redactado" y por lo de "guapa", jajaja.
Muuuchos besos.

Hola Soñadora!
¡Qué triste tener que volverte desconfiada con todos!
Besitos.

Hola Hadaluna:
Las noticias siguen volando y ayer Luís, cuando estaba en su casa, me trajo el portátil para que viera el nuevo blog del club... parece que esto va en serio! Jejeje.
Voy a entrar a verlo más detenidamente.
Muchas gracias por venir a mi rinconcito para avisarme.
Un besazo.

luna dijo...

en este mundo que nos ha tocado vivr, habrá todo tipo de gente!!!
pero es inevitable desconfiar de las personas que no conocemos y más teniendo el sentimiento de rabia, e impotencia por lo sucedido en el día, peor si, sigue habiendo personas buenas!!!

besos

BlueMoon dijo...

Sí, Luna, en este mundo hay de todo, jejeje. Por suerte aquel día "nos tropezamos" con alguien bueno.
Besitos.

Anónimo dijo...

La realidad de esta sociedad
nos encorseta en la desconfianza,
no importa nuestra forma de ser...
siempre hay que malpensar y tomar
las precauciones necesarias cuando
no sabemos con quien hablamos.

Me alegro que recuperaras toda
la documentación para evitar
las molestias que conlleva...

Un abrazo muy grande